viernes, 25 de septiembre de 2009

La famosa trilogía

"Acabo de tener una discusión con mi novio. No sólo no ha leído la trilogía de Larsson sino que está firmemente decidido a no hacerlo."

Jordi Labanda. El Magazine.

Parece que este verano casi se convierte en lectura obligada la trilogía "Milenium" escrita por el sueco Stieg Larsson, fallecido en 2004 poco después de entregar el tercer título y antes de ver publicado el primero. Había decidido no leer estos libros porque no me había gustado la estética sado-anoréxica de la portada y el propio título "Los hombres que no amaban a las mujeres" me producía rechazo, pero el reposo obligado por el esguince de tobillo de este verano me permitió dedicar mucho tiempo a la lectura, y mi hermana Bea acudió solícita y me proporcionó los tres libros, que devoré con avidez (lo normal en mí). Al final los leímos toda la familia. Ahora puedo decir que disfruté con la lectura de los tres libros, que enganchan bastante al lector y mantienen un ritmo adecuado pero también encontré deficiencias:

Exceso de morbo o crudeza en la descripción de algunas escenas (violación).

Exceso de "sex appeal" del protagonista (quizás sea envidia).

Exceso de habilidades de la protagonista (me recordó a la protagonista del Clan oso cavernario, que hizo ella solita la mayoría de los descubrimientos de la edad de piedra).

Exceso de comedia en el desarrollo del juicio (tercer libro), que no se vería ni en una república bananarera y menos en la pulcra Suecia.

Resumiendo: el primer libro bien, el segundo baja el pistón y el tercero parece hecho con prisa (quizás el autor presentía la cercanía de la muerte).

En general me gustó, sirve para entretenerte, que es lo que buscaba, y tiene posibilidades para una cuarta entrega.Si alguien se atreve, sugiero que verse sobre la búsqueda de la hermana perdida de la protagonista.


2 comentarios:

  1. ¿Qué tal, Gustavo? ¿Sabes una cosa? Que me cuesta entrar a leer la famosa trilogía. Funciono con prejuicios, lo reconozco. Y me pongo en guardia frente a estos "tsunamis". Y seguro que si me pongo me engancha.
    Verás, me confieso:leí el Código da Vinci porque lo compré por lo sugerente, bastante antes de que apareciera en los medios como una red de pesca de arrastre. Lo leí echando pestes, en múltiples ocasiones comparando al "prota" con un aventurero a lo Indiana Jones y renegando, pero a la vez leyendo con avidez. Según iba llegando al final, me desesperaba.Y me decía que semejante desenlace ya exigía acabar con la lectura sin llegar al final.Habría sido lo más digno por mi parte. Pero lo acabé.Pues eso. De haber llegado a su conocimiento como fenómeno mediático, no habría caído en mis manos.
    Prejuiciosa que es una.
    Saludos, Gustavo.

    P.D.¿Acabastéis de retejar la cabaña?...Bien vale un esguince ¿no?

    ResponderEliminar
  2. Karen:
    Gracias por seguir visitando esta casa.
    No suelo tener prejuicios en la lectura, generalmente leo para entretenerme, como pasatiempo pero no tengo remordimientos por dejar un libro sin acabar.
    El tejado sigue igual, tengo que recuperar del todo. Casualmente la siguiente entrada al blog la hice antes de leer tu comentario.
    La Seronda ya llegó ¿Has descansado?

    ResponderEliminar