martes, 27 de octubre de 2009

Visita principesca


El sábado pasado mi reina y yo, acompañados de nuestra princesa heredera, nos desplazamos desde Soto de Agues a Rioseco para asistir al acto de entrega del "Premio príncipe de Asturias" a nuestra comunidad vecinal de Sobrescobio. Rodeados de familiares, vecinos y amigos recibimos con alegría y orgullo el premio de manos del príncipe Felipe. Tanto el príncipe como su esposa no regatearon dar la mano a todo el que la extendía a su paso y tuvieron palabras de ánimo para todos así como de agradecimiento por el calor y el cariño de la bienvenida. La comida en el pabellón deportivo estaba sabrosa y en su punto (embutidos, empanada, callos, venado con patatines, fayuelos, casadielles, queso casín y dulce de membrillo). Aunque hubo algo de debate sobre la adecuación de la monarquía al sistema democrático, en general todos los asistentes estábamos muy contentos por la trascendencia mediática que se da a este evento y las positivas consecuencias que esperan los hosteleros de la propaganda gratuíta que supone el premio y la visita principesca.
Lo más original fue la piedra en que se colocó la placa conmemorativa, que fue trabajada por un vecino de Anzó aficionado a tallar la roca, en la que cinceló las figuras del castillo y la cruz de santiago que integran el escudo del concejo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Prueba superada


Viajamos a Somiedo, llegando al pueblín a la hora de comer. Oliva nos ha preparado un picadillo de casa con patatas cocidas que sabe a gloria.
Tras la comida subo a las brañas por la güérgola de Arbeyales para ver las vacas. El tobillo no se resiente.
Una vez contadas y recontadas todas las vacas, que estaban cerca de La Corra, bajamos hasta la braña de Murias y cortamos dos cargas de escoba para poner en la cabana de teito (teitar).
El paisaje con un día tan soleado y limpio es espectacular.
A la vuelta al pueblo ya tengo trabajo asignado: limpiar la maleza y revisar el tejado de la casa del campo. Subo al tejado con precaución, recordando los antecedentes, realizo la revisión y algo de retejado y como está oscureciendo dejo la limpieza para el domingo. Por la noche cena comunal en la antigua escuela con los restos de la borregada de hace tres semanas: chanflaina y caldereta.
El domingo realizo el desbroce y recojo unas avellanas. Oliva queda contenta y sólo falta que le traiga un tractorado de leña para que me nombre su yerno predilecto.
El tobillo sigue sin resentirse por lo que habrá que ir pensando en terminar el tejado de mi cabaña coyana.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Donde las dan las toman


Salgo del trabajo cuando está cayendo el día y entro a la farmacia habitual. Tras una corta espera me atiende la atractiva farmaceutica; en esta ocasión su comportamiento es distante y profesional: me sirve envuelto en papel el medicamento que solicité y, con la vuelta, me da las gracias, seca, seria, casi gélida. Mi mente empieza a cavilar: ¿Habrá leído en mi rostro que hice caso omiso a los consejos publicitarios que me habría proporcionado? ¿Tendré el pequeño problema y no me habré enterado, pero mi lenguaje no verbal lo irá contando a todo el mundo?. Abrumado por esos pensamientos continuo caminando en esa agradable tarde otoñal y llego a la plaza del Fontán, entro en la biblioteca y, en la segunda planta, avisto a L.S. tras la cristalera, enfrascado en la consulta de archivos en un ordenador, seguramente ediciones antiguas de La Nueva España, en busca de esquelas o noticias relevantes. Aprovecho el momento de concentración para sacarle un foto a traición y así logro vengarme de Buridán.

viernes, 2 de octubre de 2009

El esguince


Aquí traigo una fotografía de mi cabaña, donde sufrí el accidente no laboral trabajando en la reparación del tejado el día 30 de julio. Estaba bajando del tejado por la parte trasera y al apoyar el pie derecho en el suelo lo giré y logré hacerme un esguince de tobillo en el mismo lugar y de la misma manera en que lo había hecho siete años antes. Con ello he demostrado la validez del refrán "El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra". Ruego a los lectores que no me reprochen la afición a los refranes, como hacía Don quijote ("No más refranes, Sancho,pues cualquiera de los que has dicho basta para entender tu pensamiento").
En la fotografía mi sobrino, hermana e hija esfozando.