miércoles, 25 de agosto de 2010

Cartas desde Iwo Jima


El título sólo sirve de conexión con el de la entrada anterior, tomados ambos de las dos películas dirigidas por Clint Eastwood sobre la sangrienta batalla de la segunda guerra mundial en esa isla del Pacífico, con una interesante visión desde los dos lados.

Vacaciones con buen tiempo en Islantilla (Huelva). A pesar de la ola de calor allí siempre hacía algo de brisa y por las noches refrescaba lo suficiente para dormir bien. Como no saqué fotos en la playa incorporo la del atardecer en la de Isla Cristina. La primera semana el agua estaba tan fría como la del Cantábrico pero, afortunadamente, la segunda llegaron las corrientes cálidas y ya no costaba tanto introducirse en el océano Atlántico. Dio tiempo para todo: playa, piscina, lectura, paseo, picaduras, viajes en tren, turismo cultural.
Pero las vacaciones se acaban y toca trabajar todo el mes de agosto.
Esta semana escuché en la calle a un musculoso trabajador de la construcción que le decía a otro: “Nunca vi a un funcionario trabajar”
Me quedé con las ganas de replicarle que hay muchas formas de trabajar y que muchos trabajadores públicos trabajan tanto o más que él. Pero preferí huir de polémicas estériles que sólo sirven para encrespar los ánimos y no para aclarar conceptos (uno es así de prudente).
Vemos que el mensaje subliminal de nuestro gobierno va calando en la sociedad.

1 comentario:

  1. Hola Gustavo. Me alegra que hayas disfrutado en vacaciones. Por lo visto fueron completes. Ni les picadures de mosquitos te faltaron.(jeje)
    Mira, Gustavo. A mí tocome hacer una peregrinación por los despachos de la Administración haz unos pocos años con ocasión de la ingeniosa idea de una tía que llevaba 40 años en Canadá y pensó que con 90 era ya hora de volver. El caso es que anduve de ventanilla en ventanilla. Me encontré con gente encantadora (que como en todos los ámbitos no ye la que abunda) y que no escatimaron esfuerzos para echarme una mano. Y con otros (más abundantes en el medio) que me despachaben en un plisplás dejándome con un palmo de narices.
    Pero esto no ocurre sólo entre el funcionariado. Las críticas sin fundamento que suelen hacerse, lleven bastante de juicios generalizados a todo el conjunto a partir de una parte, y también un pelín de envidia por la situación de privilegio (que deberás reconocer tal como está el panorama laboral) en el trabajo.
    ¿Por qué no sabré intervenir sin enrollame como una persiana!!
    Un abrazu, Gustavo

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