viernes, 19 de marzo de 2010

El señor Cayo y la señora Oliva


El reciente fallecimiento de Miguel Delibes me hizo recordar su novela El disputado voto del señor Cayo. Delibes nos alerta en la novela sobre el abandono del mundo rural y la pérdida de ese conocimiento del medio en que vivimos y de la simbiosis entre el hombre (perdón, quise decir ser humano/a) y la naturaleza. La pérdida de valores, tan arraigados en el hombre del campo, nos ha conducido en muchas ocasiones a considerar que la producción de los bienes básicos es competencia de un sector de la sociedad desfasado, que no casa con la nueva sociedad de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Alguno piensa que de la pantalla de su ordenador podrá llegar a sacar un pollo asado.

Esta semana llevaba a mi querida suegra hasta La Corredoria y, cuando estamos llegando, nos dice con sentimiento: “Tantas casas y en los praos ni una vaca ¿De qué vive esta gente?” Aunque Lely y yo empezamos a explicarle la multitud de actividades laborales que nos proporcionan el sustento a los habitantes de las ciudades, no la convencimos. A decir verdad no nos convencimos ni a nosotros mismos.

Con esa frase nos describió la principal causa de la crisis económica que azota a nuestro país: el paso de la economía real a la economía virtual.



2 comentarios:

  1. Tu suegra (disculpa) es una mujer inteligente.

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  2. Resulta difícil, efectivamente, hasta el convencimiento en aquéllas personas que, supuestamente seguimos valorando lo rural y sus aportaciones.
    Los pollos no llegan de la actividad actual del campo, Gustavo, por mucho que quisiéramos que así sea.Vienen con el código de barras de las granjas avícolas que no necesitan campo. Con una nave industrial,jaulas y comida elaborada (a veces dudo hasta que la materia prima tenga un origen natural o primario), pues ya tenemos pollos para asar.
    Leche, vacas y prados tampoco son ya imprescindibles, Gustavo. La ganadería intensiva, en Cataluña por ejemplo, extrae la leche de vacas criadas exclusivamente en establos. Vuelvo a lo dicho con los pollos. Lo que puede librarse como procedente del campo puede ser el alimento que les proporcionan.
    No sé. Parezme que tien razón tu suegra. Actividad en el campo, lo que se dice actividad, cada vez menos, Gustavo.
    Pa nuestra desgracia. Porque, como bien dices, con ella se van los grandes valores de las gentes que en el campo aún quedan y de las que yo procuro exprimir lo que puedo.
    Un abrazo.

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