
De nuevo recuerda uno su infancia en Soto, tirando por los trineos de fabricación casera hasta las laderas cercanas (posteriormente incluso con esquíes de verdad) para deslizarse por los prados nevados.
Lo duro vendrá el lunes si las alegrías del fin de semana se convierten en obstáculos para volver a la actividad laboral y colegial.

De momento disfrutamos de ello: un paseo por el camino de Santiago hasta Lloriana por la tarde, en que estuvo nevando sin cesar en el recorrido de vuelta, y después de cenar a salir al parque otra vez con Lassie y resto de la familia.
¡Ésto es vida!