domingo, 14 de noviembre de 2010
Sidra del duernu
Lo confieso: soy un llambión.
No me puedo resistir al sabor y textura de la sidra dulce, como ha ocurrido este fin de semana, en que mi padre y yo mayamos un sacau de manzanes para preparar ese delicioso elixir.
Como ya estábamos refalfiaos por la abundante comida del doble cumpleaños ( 87 y 48) no nos pudimos permitir el lujo de asar unes castañes, en el tambor al fuego de roble, para redondear la celebración.
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Quedan las manos con alguna cortadura de la piel de las castañas, pero merece la pena
ResponderEliminar¡Envidia me das,Gustavo!
ResponderEliminarLa sidra dulce, un placer.
Poder mayar, una gozada.
Disfrutar de todo ello junto a tu padre, una fortuna.
Un abrazu.